MARFIL

El peor enemigo del marfil es la sequedad de la atmósfera. Hay que acordarse, pues, de humedecer periódicamente el aire del apartamento. De lo contrario, los objetos de marfil corren el riesgo de resquebrajarse e incluso de romperse.

Para devolverle la blancura a una pieza de marfil antigua puede escoger de entre varios métodos:

- un baño de leche seguido de un secado al sol
- tras pasarle medio limón impregnado en sal fina, lavar el marfil y secarlo de inmediato
- hacer una pasta con blanco de España y alcohol de quemar; aplicarla sobre las piezas de marfil, y secarlas sin demora; por último sacar brillo
- poner las piezas de marfil en remojo en agua oxigenada o aguarrás, siempre que se tenga la posibilidad de exponerlas de inmediato y durante tres o cuatro horas al sol.

Si es usted muy impaciente, y no quiere esperar que en las piezas de marfil se forme la pátina de modo natural, puede obtenerse la coloración adecuada sumergiéndolas en café bien fuerte y azucarado.

Atención: realizar esta operación con sumo cuidado y secar el marfil inmediatamente antes de empezar a pulirlo.

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