LEJÍA

La lejía es un producto de valor inestimable y sino pregúntalo a a nuestros antepasados. Presta múltiples servicios siempre que se respeten tres principios básicos.

- Vale más diluir la lejía en agua fría. Su acción en contacto con el calor es muy rápida, lo que supone un mayor peligro para la ropa.
- Es mucho más eficaz dejar la ropa en remojo en lejía antes de lavarla que después. De este modo el penetrante olor de la lejía desaparece con el lavado.
- No creas que por aumentar la cantidad de lejía en cada lavado, puede incrementarse su poder de limpieza. Por el contrario, la solución acertada es dejar la ropa en remojo durante más tiempo.

A la hora de enjuagar la ropa, pon mucha atención. Enjuágala con abundante agua, de lo contrario el efecto de ésta continuará incluso cuando la ropa ya esté seca y aunque haya sido planchada.

Para eliminar el olor de la lejía de las manos, basta que las frotes con vinagre y después, enjuaga con agua caliente. Si es la ropa la que huele a lejía, agrega unas gotas de amoníaco a la primera agua de enjuague. 

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