BOLSA DE AGUA CALIENTE

Cuando las dos caras de la bolsa de agua caliente se pegan la una a la otra, sumérgela sin tapar en agua caliente con un poco de amoníaco. Déjala durante todo el día y cuando la saques, verás que habrá recobrado su flexibilidad normal.

Acuérdate de espolvorear con talco su interior antes de guardarla. Evitarás una desagradable sorpresa cuando quieras volverla a usar.

La bolsa de agua caliente irradiará un calor más intenso y duradero si previamente sala el agua con que piensa llenarla. El punto del agua para las bolsas de agua caliente es el mismo que el que requieren las teteras. En ambos casos hay que dejar que el agua entre en ebullición. En el caso de las bolsas de agua caliente no basta sólo con ello, puesto que también es esencial hacer salir todo el aire de su interior antes de taparlas. Igualmente, esta precaución evitará que se produzca una apertura inoportuna.

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